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sábado, 15 de mayo de 2010

EL PULGAR QUE PERDIÓ EL CORAZÓN

Desde el día que no tengo celular siento que mi dedo pulgar se ha quedado sin corazón, no he podido presentarle otra marca u otro modelo porque él siempre extrañará a su morena Motorola que cada vez que lo veía se llenaba de luz y vibraba con tal sólo sentir su presencia.

Recuerdo cuando se conocieron, se quedaron toda la noche en medio de pequeñas constelaciones multimedia, se descubrieron, se enamoraron y desde ese día soñaron una vida juntos en medio de mi almohada.

Ella se levantaba tiernamente muy temprano con una melodía de amor ("Dil Chura Le") y él silenciosamente se acercaba a darle su primer beso en su diminuto botón de algodón.

Él no podía vivir sin ella, era la luz de sus ojos dactilares, su energía de todas las mañanas, era el dedo más feliz del mundo que había tenido entre mis manos, pasaba el tiempo y ella un día murió por las tantas caídas que da la vida, él no supo que hacer, se desesperó y trataba de animarla dándole pequeños besos que nunca tuvieron respuestas.

Cada mañana él esperaba la voz de su amada que yacía solitaria y silenciosa al pie de un cargador y cables USB’S. Mis manos transpiraban las lágrimas de él y yo cada vez me sentía más culpable de todos los culpables, fui muy descuidado y sin darme cuenta había asesinado la alegría de un pedacito de mí, lo dejé desvalido y sin ganas de apretarme la nariz.

Había pasado una semana y prometí a mi dedo recuperar a su primer amor, juntos la cargamos y le llenamos de energía a pesar de que ella no daba señales de luz, pero sabíamos que ella se pondría mejor, ella nos sentía, ella quería vivir.

Dejamos a la morena Motorola en manos de otros dedos que sabían su profesión, mi dedo resignado y con algo de recelos me arañaba la garganta mientras nos alejábamos de ella.

Cuando llegamos a casa, él juntó mis manos y nos pusimos a rezar junto a la almohada donde ella solía cantarnos al oído, recuerdo que ella saltaba y se escabullía por toda la cama y a veces amanecía debajo de alguna silla o dentro de un zapato.

Salimos de la casa en busca de buenas noticias, él por la ansiedad se había olvidado de limarse el cabello, será que a veces el amor nos distrae y a veces nos olvidamos hasta de nosotros mismos.

Cuando llegamos, unas manos maravillosas nos entregaron a nuestra morocha, lucía hermosa, casi como el primer día en que él la vió y casi como el primer día él la llenó de besos nuevos y perpetuos. Desde ese momento él la cuidó más y no dejaba que sufra otra distracción mía, ella se sabía incontables canciones y siempre nos hacía bailar, llorar y reír con sus videos, ella ha guardado en su buena memoria tantos momentos juntos, tenía una perfecta noción del tiempo y muchas veces que me he sentido solo ella me hacia acordar en su lista de contactos que en realidad tengo muchos amigos.

A pasado un mes desde que nos arrancaron de nuestros corazones a nuestra morocha Motorola, unos pillos se la llevaron bruscamente, mi dedo quedó nuevamente destrozado sin querer volver a besar a otra. Temo decirle a él que ella posiblemente haya sido formateada, ya no somos parte de su presente y quizá nunca más la volvamos a ver en nuestra tibia cabecera.

Pero morena linda si algún día te acuerdas de nosotros, recuerda que mi gordito ama tu tacto, el color nocturno de tu carcasa, la viajera brisa de tu voz, el skin de tu pecho y la alegría de tus teclas al recibir un mensaje de amor.

Jesús Ssicha

Escena musical "Dil Chura Le" de la película Dil Ka rishta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

oye pero si esto es una oda al celular, espeor k puedas superar algun día su perdida

Anónimo dijo...

=) tuve q comprar el mismo modelo pero de diferente color, ahora es perlado =) Adios morochita... L.J.

Anónimo dijo...

rahha pobre dedo si que sufrio muchoo buu.!! jaja

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